Cuanto mas rara es una enfermedad, mas difícil o menos probable es que se encuentre la cura o tratamiento.
Naturalmente que por lo poco que se conoce sobre la misma, pero principalmente y lamentablemente, porque su investigación, es “poco rentable”. Es por eso que notas como esta, o mejor dicho sus protagonistas, inspiran una “nobleza científica” digna de ser imitada.
¿Qué causa el daño cerebral y la inflamación en casos graves de la enfermedad de Gaucher?
En algunos de los casos de la enfermedad, se sabe poco acerca de los eventos que causan la patología cerebral, y actualmente no existe un tratamiento disponible para combatirla, un panorama sombrío para los enfermos y sus familias.
Recientemente, científicos del Instituto Weizmann de Ciencia descubrieron una nueva secuencia celular relacionada con la enfermedad de Gaucher. Sus hallazgos, fueron publicados en Nature Medicine y podrían resultar en un nuevo blanco terapéutico para los tratamientos contra esta enfermedad, así como otros trastornos relacionados.
La enfermedad de Gaucher es un trastorno genético que afecta principalmente a la población judía asquenazí. Es causada por un defecto en una enzima necesaria para descomponer la glucocerebrosidasa, una sustancia grasosa o lípido.
El defecto causa la acumulación de glucocerebrosidasa en diversas células y órganos, impidiendo su correcto funcionamiento. La enfermedad se divide en tres subtipos: la forma más común – Tipo 1 – se caracteriza principalmente por la inflamación y agrandamiento del bazo y del hígado, la alteración de la función de estos órganos, junto con problemas en los pulmones y los huesos.
Estos síntomas también pueden afectar a las personas dolientes del tipo 2 y 3 de la enfermedad de Gaucher, que se diferencian del tipo 1 por los trastornos neurológicos: el Tipo 2 – el más grave – causa daño cerebral extenso y la muerte antes de los dos años de edad, mientras que el tipo 3 es una forma menos agresiva que afecta al cerebro, permitiendo a menudo a los pacientes sobrevivir hasta los primeros años de adolescencia e incluso hasta la edad adulta.
¿Pero qué causa exactamente la pérdida masiva de células nerviosas en los tipos 2 y 3 de la enfermedad de Gaucher?
Recientemente, se descubrió que una determinada secuencia bioquímica, en la cual la proteína RIP3 es una pieza clave, está relacionada con la activación de la muerte celular y de los procesos inflamatorios que pueden tener consecuencias graves en una serie de enfermedades.
La Doctora Einat Vitner y el estudiante de maestría Ran Salomon, del laboratorio del Profesor de Tony Futerman del Departamento de Química Biológica, se preguntaron si la RIP3 podría ser uno de los eslabones faltantes en la comprensión de la cadena de eventos moleculares que conducen a la inflamación del cerebro y la muerte de las células nerviosas en la enfermedad de Gaucher.
Para saberlo, indujeron la enfermedad de Gaucher en ratones portadores de la proteína RIP3, así como en ratones carentes de RIP3. Los ratones carentes de la proteína RIP3, no sólo demostraron una mejora significativa en su coordinación motora y en la patología del cerebro, sino también mejoras en el hígado y el bazo.
Su esperanza de vida también se incrementó notablemente, de aproximadamente 35 días a más de 170 días.
Segun Vitner: “Estos resultados son muy interesantes, ya que sugieren la existencia de un nuevo blanco terapéutico plausible para todos los tipos de enfermedad de Gaucher, y tienen el potencial, en el futuro, de mejorar en gran medida la calidad de vida de los pacientes”.
De hecho, existen terapias efectivas de reemplazo enzimático para pacientes con la enfermedad de Gaucher. Estas consisten en inyecciones de una versión intacta de la enzima responsable de la descomposición normal de los lípidos en las personas sanas.
Sin embargo, el costo del tratamiento de por vida es de aproximadamente 200.000 dólares por paciente por año. Por otra parte, la enzima no puede entrar en el cerebro, ya que no puede cruzar la barrera sanguínea del cerebro, haciéndolo ineficaz en el tratamiento de los síntomas neurológicos de los tipos 2 y 3 de la enfermedad de Gaucher.
Por lo tanto, se necesitan con urgencia tratamientos alternativos que también sean más accesibles.
“Si tiene éxito, el nuevo blanco terapéutico podría ser utilizado como una terapia complementaria o alternativa para la enfermedad de Gaucher, y ya que el RIP3 es una secuencia celular clave en diversas patologías, estos resultados también podrían ser relevantes en el caso de otras enfermedades neurodegenerativas, incluyendo enfermedades similares como la enfermedad de Krabbe, y otras enfermedades cerebrales devastadoras”, dice Futerman.
Comenzando con un fondo en honor a su hijo Gregory, quien padeció de la enfermedad Neuronopática Gaucher (nGD, por sus siglas en inglés) a los cuatro años de edad, Greg y Deborah Macres han convertido el Fondo de Investigación Gaucher Infantil en una organización benéfica sin fines de lucro que ha recaudado más de 2 millones de dólares desde su creación en 1999.
En esta organización, basada en California, el 100% de las donaciones son destinados directamente a la investigación, los costos administrativos son cubiertos por los Macres mismos, y por otros padres cuyos hijos han padecido de la enfermedad nGD.
El fondo ha sido esencial para permitir las investigaciones encaminadas a encontrar una cura para los tipos 2 y 3 de la enfermedad de Gaucher, como la llevada a cabo en el laboratorio del Prof. de Tony Futerman en el Instituto Weizmann, así como para la prestación de apoyo a las familias de los niños que luchan contra esta enfermedad.
“Empezamos a financiar a Tony en 2001 y estamos muy agradecidos por su compromiso con la búsqueda de algo que muy pocos científicos han tenido un interés.
Su nuevo descubrimiento, que tiene importantes implicaciones no sólo relacionadas con la enfermedad neuronopática de Gaucher, pero potencialmente y en muy gran medida con la enfermedad de Krabbe, nos da ánimo.
Esperamos poder seguir este camino para que un día, nuestra meta se realice en las palabras de un médico que diga a los padres ansiosos de un niño enfermo – “No te preocupes, tenemos una cura”.