Luego de una reunión en Jerusalén, el embajador argentino Sergio Urribarri adelantó la posibilidad que los estudios de fase 3 continúen -con voluntarios- en nuestro país.
A raíz de una veloz campaña de vacunación contra el COVID-19 y una precisa administración de la pandemia, Israel se acerca a la añorada normalidad de principios de 2020. Con casi el 60% de su población inoculada al menos una vez, el domingo dio un paso importante con la reapertura de cafés, bares y restaurantes, el regreso a las aulas en las universidades, entre otras medidas de relajación de restricciones.
Isarael dejó atrás las medidas impuestas en su tercer confinamiento, implementado desde fines de diciembre, luego de que nueve millones de personas hayan recibido una o dos dosis de la vacuna de Pfizer. Según las cifras actualizadas hasta el domingo, el 40% de la población ya recibió ambas inoculaciones. Entre aquellos ciudadanos de más de 50 años, el 90% ha recibido al menos una dosis, y el segmento con más inoculaciones es el de 70 a 79 años. A la vez, Israel avanza con la producción local de su vacuna, que hasta el momento se encuentra en fase 2, y que le propuso a Argentina continuar con los estudios y cerrar un acuerdo para que también se produzca en nuestro país.
El dato fue revelado por el propio embajador argentino, Sergio Urribarri, quien compartió ayer lunes una reunión en Jerusalén con autoridades del Hospital Hadassah y del Instituto Israelí para la Investigación Biológica.
Sergio Urribarri destacó el trabajo en conjunto entre ambas naciones en medio de la pandemia y la posibilidad de que Argentina produzca a nivel local la vacuna israelí. “El vínculo entre Argentina y el Hadassah fue una de las primeras tareas a las que me dediqué cuando llegué a Israel. Por iniciativa de nuestra embajada, se realizaron varias acciones en conjunto, entre ellas el intercambio entre profesionales del Hadassah y de nuestro Hospital Garrahan, que está en pleno desarrollo. Desde entonces, se forjó un vínculo con este nosocomio que está entre los más importantes de Israel y del mundo que ahora convoca a nuestro país para ser un actor central en el desarrollo de esta vacuna”, precisó el embajador.
A pedido del ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, Urribarri se reunió ayer por la mañana con Zeev Rothstein, director general del Hospital Hadassah, y con Eran Zahavi, director del Instituto Israelí para la investigación Biológica, organismo que funciona bajo la órbita del Ministerio de Defensa israelí y que lleva adelante el desarrollo y los ensayos clínicos de la vacuna en varios hospitales.
Israel estima que en los próximos dos meses concluirá con éxito la fase 2 de su vacuna. Además de la producción local, el ofrecimiento que le plantearon a la Argentina es que nuestro país realice la fase 3 de la evaluación, por lo que se requerirían cerca de 30 mil voluntarios.
“El ofrecimiento que nos hacen, que ya le transmití a nuestro presidente, Alberto Fernández y a nuestro canciller, es por un lado la posibilidad de realizar la fase 3 en Argentina, para lo que se requerirían entre 24 mil y 30 mil voluntarios. Por otro, tienen interés en montar una línea de producción en Argentina, que sería la primera del mundo, para lo cual sería necesario encontrar una farmacéutica argentina que actúe como socia local”, detalló Urribarri.